2 de los pueblos de los que dijo Yahveh a los israelitas: «No os uniréis
a ellas y ellas no se unirán a vosotros, pues de seguro arrastrarán
vuestro
corazón tras sus dioses», pero Salomón se apegó a ellas por amor;
3 tuvo setecientas mujeres con rango de princesas y trescientas
concubinas.
4 En la ancianidad de Salomón sus mujeres inclinaron su corazón tras
otros dioses, y su corazón no fue por entero de Yahveh su Dios, como el
corazón de David su padre.
5 Salomón se fue tras de Astarté, diosa de los sidonios, y tras de
Milkom, monstruo abominable de los ammonitas.
6 Salomón hizo lo malo a los ojos de Yahveh, y no siguió plenamente
con Yahveh como David su padre.
7 Entonces edificó Salomón un altar a Kemós, monstruo abominable
de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y a Milkom, monstruo
abominable de los ammonitas.
8 Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban
incienso y sacrificaban a sus dioses.
9 Se enojó Yahveh contra Salomón por que había desviado su corazón
de Yahveh, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces,
10 y le había ordenado sobre este asunto que no fuera en pos de otros
dioses, pero no guardó lo que Yahveh le había ordenado.
11 Yahveh dijo a Salomón: «Porque de tu parte has hecho esto y no
has guardado mi alianza y las leyes que te ordené, voy a arrancar el reino de
sobre ti y lo daré a un siervo tuyo.
12 No lo haré sin embargo en vida tuya por causa de David tu padre;
lo arrancaré de mano de tu hijo.
13 Tampoco arrancaré todo el reino; daré una tribu a tu hijo, en
atención a David, mi siervo, y a causa de Jerusalén que he elegido.»
14 Suscitó Yahveh un adversario a Salomón en Hadad, edomita, de la
estirpe real de Edom.
15 Cuando David batió a Edom, y Joab, jefe del ejército, subió a
sepultar los muertos, mató a todos los varones de Edom,
16 pues Joab y todo Israel permanecieron allí seis meses hasta
exterminar todos los varones de Edom.